Diferencias entre el diario y cuaderno de campo

A raíz del curso de etnografía virtual que imparto en la Fundación IS+D y la entrada que escribí sobre el uso de Evernote como cuaderno de campo para la investigación etnográfica virtual (aunque también es válido para la investigación etnográfica clásica) me han preguntado varias personas a través de email y mensaje privado en Twitter las diferencias que existen entre el cuaderno de campo y el diario de campo.

Cuando se lleva a cabo el trabajo de campo en una investigación etnográfica, es necesario recoger la información en un soporte en el que poder volver más tarde para leer, releer, categorizar y analizar. Dependiendo del contexto de observación, del emplazamiento y de la pregunta de investigación que vertebra todo el proyecto, a veces es poco factible tomar notas de campo “en caliente”. De no ser posible tomar estas notas al momento, es importante hacerlo justo después, para no perder la frescura de la situación y los detalles que todavía recordamos.

Esta primera escritura de lo que ha sucedido, o creemos que ha sucedido, se conoce como cuaderno de campo o cuaderno de notas, en función de la publicación que consultemos o la corriente etnográfica a la que esté suscrita.

Por contra, el diario de campo hace referencia a la reescritura en limpio, fuera del campo, de todas las anotaciones del cuaderno de campo. El diario de campo tiene un estilo de escritura más pausado, corrigiendo y completando las anotaciones que se han llevado a cabo previamente en el cuaderno de campo. El texto producido en el diario de campo es mucho más elaborado y denso que el del cuaderno de campo y está pensado para su análisis posterior, ya sea días, meses o años después.

En el caso de la etnografía virtual, en el que las investigaciones suelen estar focalizadas en temas concretos y el acceso a la información puede hacerse de manera remota y reposada, la diferencia entre cuaderno de campo y diario de campo se diluye en muchos casos. Internet y sus herramientas de búsqueda de información asistida permiten recabar todas las interacciones de interés para el etnógrafo, obviando en muchos casos la obligación de acudir a un emplazamiento virtual (esta generalización está siempre condicionada a la pregunta de investigación) y pudiendo obtener grandes volúmenes de datos para analizar. De esta forma, el diario de campo toma características del cuaderno de campo, y viceversa. En mi experiencia, acabo obteniendo un modelo híbrido. Una fusión de las dos herramientas metodológicas de las que se valía la etnografía clásica.

Para el lector interesado sobre el cuaderno de campo y el diario de campo, le recomiendo las siguientes lecturas:

  • García Jorba, J. M. (2000). Diarios de campo. Cuaderno metodológico 31. Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS): Madrid

  • Angrosino, M. (2012). Etnografía y observación participante en investigación cualitativa. Morata: Madrid

  • Denny, R. M. & Sunderland P. L. (2014). Handbook of Anthropology in Business. Left Coast Press: USA

  • Díaz de Rada, A. & Velasco Maillo, H. M. (2013). La lógica de la investigación etnográfica (estructuras y procesos. Antropología). Trotta: Madrid

  • Díaz de Rada, A. (2011). El taller del etnógrafo. Materiales y herramientas de investigación en Etnografía. Uned: Madrid

Publicado por André Sören

Mi nombre es André Sören y soy consultor de técnicas e investigación de mercados. en andresoren.com/blog hablo fundamentalmente de temas relacionados con la investigación de mercados de/en Internet.